Argentina. Armando una red de apoyo a los soldados israelíes

Por Luis E. Sabini Fernández*
para Revista futuros
Publicado el 16 de mayo de 2018

También ente nosotros tenemos familias dinásticas y transnacionales. Alejandro Bulgheroni, hijo de empresario petrolero que anudara lo que tuvo que anudar para convertirse en principal proveedor de YPF durante la última dictadura cívico-militar y así acumular poder y dinero, junto con su hermano Carlos tienen una fortuna estimada en 5 mil millones de dólares y se lo considera el namberguán de riqueza en Argentina.

Y hace ya décadas, AB anudó sus amores con Bettina Guardia, entonces coordinadora y mano derecha del ministro del Interior y secretario general de la presidencia, Carlos Corach, durante el menemato, período recordable por su inaudita corrupción y entrelazamientos de poder.

Lo de Alejandro y Bettina es indudablemente otro entrelazamiento de poder. Al mejor estilo de las dinastías que conocemos en el pasado (y en el presente) en todos los continentes. 

Él es el capital actuando

Mientras él invierte materialmente, ella lo ha hecho espiritualmente. A caballo de sus millones, él ha ido expandiendo inversiones y rentabilidades hacia, por ejemplo, Uruguay. Ha hecho, allí, un megatambo con unas nueve mil vacas en el corazón territorial del Uruguay, aprovechándose del intendente del Partido Nacional ─pocas veces una designación cosecha tanto escarnio como en este caso en que su titular promueve la inversión extranjera y la entrega de tierra a no nacionales─ . 

Ella, la solidaridad

Bettina, mediante sus “Puentes de Esperanza”, audiciòn radial, se dedica a mostrar las mejores facetas del mundo. Hace unos años, por ejemplo, viajó a México para entrevistar a un hombre solidario dedicado a mejorar la sociedad: Carlos Slim, entonces el multimillonario mayor del planeta. Pero Bettina no viajó hasta México para saber de sus muchos miles de millones de dólares; fue a entrevistarlo por su deslumbrante bondad.

También ha encarado un taller, “Mensajeros de Francisco”, dedicado a apoyar la capacitación de jóvenes minusválidos. Nos quedamos sin saber si este emprendimiento es respuesta al crecimiento registrado en algunas provincias del país de escuelas diferenciales, que atienden el aumento de niños con diferentes formas de retardo motriz, intelectual y otras penosas malformaciones, casi todas ellas ocasionadas por la invasión generalizada de agrotóxicos para mejorar las tasas de ganancia de los empresarios “del campo”.

Desde 2016, encarando otro mensaje de paz, se ha dedicado a enaltecer la labor de soldados israelíes que terminado un período de servicio [1] vienen en un programa titulado “Mochileros sin fronteras”, que por ejemplo han llevado a cabo en San Miguel, en el GBA.

Es emocionante la plasticidad mental de estos abnegados viajeros. que se dedican durante la colimba a abusar de la población local, a jugar al blanco con las cabezas de palestinos que a veces tienen una piedra en la mano, a veces, un neumático (para incendiar), a veces absolutamente nada, puesto que las autoridades israelíes no consideran delito ese tipo de ejercicio de puntería. [2] Al contrario, contiene algo deportivo; cada vez que aciertan derribando un cuerpo, los compañeros suelen festejarlo, como un gol. Habla de la estatura moral de este ejército.

Los soldados israelíes abusan también pasivamente. En los puestos de control (check-points) que Israel ha diseminado en todo el territorio palestino, se dedican a enlentecer, racionalmente, el ritmo del tejido social palestino hasta el paroxismo. Hay ya decenas (tal vez centenares) de partos en la calle del puesto de control porque las parturientas palestinas carecen de servicio hospitalario en su lugar de residencia y los soldados demoran horas, muchas horas, cualquier autorización de paso. Así, la inminente madre termina agachada pariendo allí, lo más separada posible del puesto de guardia, a veces acompañada, a veces sola.

Esa forma de nacer no es, como sabemos, del todo segura ni aséptica. La estadística de partos con bebés muertos es altísima. Bueno, otra vía indirecta de control de natalidad.

Los soldados israelíes tienen otras actividades de servicio más dinámicas y nocturnas, como, por ejemplo, los allanamientos a las 3 de la mañana. Se rodea una casa habitada por palestinos y en el momento del sueño más profundo, sobre todo infantil, se procede al allanamiento, con estrépito y al recuento de la población adulta e infantil, todos levantados de los lechos, igual que se hace en los recuentos carcelarios. A veces, el procedimiento forma parte de una detención policial, no judicial, que en Israel puede recaer en adultos o en menores. Se han llevado detenidos, y quedan presos meses o años, niños de 12 o 13 años. Sin necesidad de juicio alguno. Este año, se hizo tristemente famosa la detención de una menor de 16 años que ofuscada porque en el allanamiento balearon en la cabeza a su primo de 15 (que está, sigue estando, en situación delicadísima y con secuelas de por vida), abofeteó a uno de los soldados. Días después, mejor dicho noches después (porque el procedimiento inicial también había sido nocturno) vinieron a detenerla. Se la llevaron con su madre y su prima.

Con ellas tras los barrotes, un personaje del mundo mediático, esos que se llaman periodistas, propuso que el mejor tratamiento para alguien que, como ella, Ahed Tamimi, había ultrajado al ejército israelí (que se llama “de Defensa”) era violarla a solas en la celda… Otra vez apreciamos la estatura moral esta vez en lo mediático.

Bueno, luego de esos servicios en la patria bíblica la buena de Bettina Bulgheroni nos regala las bondades que vienen a hacer aquí, a la Argentina: visitas sociales, colaboración en comedores barriales y otras acciones en zonas carenciadas como la mencionada en San Miguel. Del año sabático que reciben los soldados israelíes como premio a sus trajines militares ─la ocupación colonialista, por ejemplo─ se les pide que combinen vacaciones pagas con dos semanas de este otro “servicio”; ‘convivir con la realidad del desamparo, de los excluidos del sistema’.

¿Por qué?

El embajador israelí en el país, Ilan Sztulman, lo aclara en el Mensaje de B.B: la consigna es bien sencilla: “hacer un mundo mejor”. Y es “sagrada”. Y se fundamenta, en “uno de los principios morales del pueblo judío: ’Reparación de la humanidad’ [sic]. [3]

“Es el súmmum de nuestra filosofía”, proclama el embajador.

Agrega algo significativo, al estilo de aquella poesía de Jacques Prévert que nos hablaba de cómo se exaltaba la patria, la paz, la felicidad, hasta que de pronto, en la perorata, con la boca abierta “enseña los dientes / y la caries dental de sus pacíficos razonamientos / deja al descubierto el nervio de la guerra / el delicado asunto del dinero.” [4]

Así, remata, a su vez, Sztulman: ─’lo hacemos para mejorar la relación entre Argentina e Israel… los chicos lo hacen… para ellos la diplomacia no es relevante; vienen a pasear… y por 15 días hacen este trabajo…’

Sztulman le ha dado otro rango a los mochileros. Nos habla entonces de una bondad diplomática. Moralmente inaceptable.

Queda claro que se trata de una operación de lavado de imagen.

Es que ‘cuando la limosna es tanta hasta el santo desconfía’.

Tengamos en cuenta que las largas permanencias de soldados israelíes con sus características mochilas en la Patagonia (argentina y chilena; al otro lado de los Andes, la peculiar situación tomó estado parlamentario) han sido insistentemente denunciadas, aunque ni el gobierno nacional ni los circuitos mediáticos del establishment lo hayan reconocido. De dichos soldados se sospecha la elaboración de relevamientos.

Ahora están ahora dedicados a limpiar patios y encalar paredes escolares…

El embajador habla de relaciones entre estados. En ese plano Israel cumple ─nos dice─ una labor de cooperación, trascendiendo fronteras. Entendemos que lo hace en serio y con dimensiones industriales. Pese a su diminuto tamaño poblacional y territorial, es uno de los principales exportadores de armas e instrumentos represivos y de control, del mundo entero. Por ejemplo, técnicas de interrogatorio, de represión, el instrumental acorde para “tratar” a detenidos o para “ayudarlos a que se ayuden”. De eso sabe la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que estuvo en Israel entrenando. Y luego armas, desde la famosa Uzi, hasta balas de fragmentación (que por pruritos legales están prohibidas en muchos países, arruinando las exportaciones israelíes), gases tóxicos, una alta variedad que, como las armas, vienen “siempre probadas”, como reza su folletería. Probadas sobre cuerpos palestinos. Son los creadores de un nuevo alambre de púa con el cual han encerrado más y más a la población que encontraron en “la tierra vacía”. Se han especializado en diseños carcelarios, y de celdas, especialmente acondicionadas para “doblegar voluntades” (por ejemplo, cubículos de metro y medio cada arista (esta línea es más reservada; hiere sensibilidades...)

La venta de “seguridad” figura entre las principales de las exportaciones israelíes. Como explicaba un judío que dejó de ser sionista, Israel Shahak, el Estado de Israel fue proveedor privilegiado de todas o casi todas las dictaduras atroces latinoamericanas en los ’70. Eso sí que es ayudar. E Israel ha estado, mejor dicho, ha seguido estando con el aprovisionamiento a regímenes latinoamericanos después de aquel tiempo de las dictaduras setentistas.

Ha colaborado con los golpistas cuando se desplazó a Manuel Zelaya en Honduras; [5] han provisto de guardia de corps a Horacio Cartes, en Paraguay, que resultó un presidente cuasi de facto, a causa del peculiar desplazamiento del presidente electo, Fernando Lugo; Israel tiene una relación “íntima” con el gobierno colombiano, de Uribe primero, de Santos después, al punto que por su militarización se le ha llamado a Colombia la Israel de América Latina.

Con lo cual tanta bondad proclamada por I. Sztulman no resulta sino el cumplimiento de aquel apotegma: “Dime de que te ufanas y te diré de lo que careces”.

Y con amigos como Bettina Bulgheroni vale invocar al dios que para quien esto escribe no existe: ─Líbrame dios de mis amigos que de mis enemigos me libro solo”.

 *Luis Ernesto Sabini Fernández, periodista ecologista, editor, corrector, traductor y ensayista uruguayo, radicado en Buenos Aires desde 1973. Wikipedia

Notas:

[1] En Israel el servicio militar suele ser de 3 años en la conscripción, pero terminado el período puede ser llamado a filas cada año hasta los 45 de edad.

[2] Nunca faltan abogados palestinos o incluso judíos que protesten contra ese trato a los palestinos.

[3] La Torah o Antiguo Testamento habla más bien del pueblo judío, no de la humanidad.

[4] Paroles. El discurso de la paz, 1946.

[5] Apoyo hasta con tecnología de punta, como aquel eyector de rayos eméticos que los asesores israelíes se atrevieron a ubicar contra la embajada de Brasil donde estaba refugiado el depuesto presidente y su equipo. Ni siquiera ese “intervencionismo” despertó una condena a lo que, por lo visto, está por encima de toda sospecha; el estado sionista.